La producción del arte incaico estuvo concebida y dirigida por el Estado. Así se dejó de lado la creación libre del artesano o artista. Los objetos artísticos estaban orientados, en primer lugar, hacia el consumo de las élites cuzqueñas y provinciales que se incrementaba a medida que crecía el Estado. En segundo lugar, el marco religioso incaico había creado una situación en la cual los objetos que servían de ofrendas se incrementaban a medida que aumentaban las huacas en el Tahuantinsuyo.
Los objetos artísticos del Cuzco fueron decorados con sencillos diseños geométricos repetitivos y simétricos que casi siempre reprodujeron seres vivientes estilizados. Este estilo apareció repentinamente y al expandirse se impuso en las tradiciones locales provinciales. Sin embargo, merece destacarse que Chimú aportó muchos elementos al arte incaico.
Los productores de estos bienes eran grupos especializados, que habían sido convocados por mita para trabajar en el Cuzco.
Alfarería
Las vasijas incaicas tuvieron generalmente las mismas formas y diseños en todo el Tahuantinsuyo y las más difundidas fueron las grandes jarras o urpus y los platos. La decoración hallada es simple y predominan los diseños geométricos, básicamente de rombos, barras, círculos, bandas y triángulos. Los colores usados fueron rojo, negro, blanco, anaranjado y morado, que producían una policromía no exuberante si quisiéramos compararla con la de los habitantes Nazca.
Queros
Los queros eran los vasos hechos de arcilla, metal y madera. Aunque algunos presentaron motivos escenográficos, éstos fueron fundamentalmente geométricos. La policromía recargada y la abundancia figurativa de sus temas corresponden a los tiempos de la colonia en que ya presentaban elementos hispano-indígenas.
Textilería
El tejido era un bien muy apreciado que articulaba todas las esferas importantes de la vida. Era el presente más valorado en los quehaceres religiosos, políticos y sociales y se ofrendaba a los dioses. En algunas ocasiones, las imágenes del trueno y del sol fueron elaboradas en telas, y también con tejidos alabaron a los ancestros. En otras palabras, éstos constituyeron “la carta de ciudadanía” de los individuos, el “símbolo de estatus” de las personas y el elemento con el que se sellaban los pactos políticos entre el inca y los vencidos.
Como en sociedades anteriores a los incas, la producción textil fue la más importante. Al parecer, la generosidad del Inca y las prácticas rituales absorbían la mayor parte de la producción puesto que existían depósitos especializados con tejidos en sitios como Cuzco y Vilcashuaman (Ayacucho). Había un grupo especializado de mujeres escogidas que urdían los tejidos de mejor calidad para que el Inca se vistiera o se ofrendaran a los dioses. Emplearon la fibra de alpaca y algodón.
El tejido más fino se llamaba cumbi. El uncu, la túnica de los varones, era uno de los más finos es acabado, diseño y policromía. Igualmente sucedió con el manto o yacolla, la chuspa y el gorro; la lliclla, a manera de reboso de la mujer, y la nanaza, que era la mantilla que se ponían en la cabeza, exhibieron finura y belleza.
Metalurgia
Los objetos metálicos servían fundamentalmente como piezas que adornaban los templos, exhibían los nobles y se ofrendaban a las divinidades. Quizás, junto con los tejidos, las piezas identificaban el prestigio de quienes la llevaban. Éste fue el caso de los incas orejones o de las mujeres de la élite que usaban prendedores de plata.
Se labraban objetos tridimensionales en miniatura de oro y plata. Representaban llamas y estatuillas humanas que eran ofrendadas a los dioses y ancestros. Estos objetos fueron usados como ofrendas en distintos lugares, preferentemente en la cima de las montañas sagradas, en Pachacámac y en algunas islas del lago Titicaca y del Pacífico. Entre ellos destacan aquellos encontrados en los nevados de Argentina y Chile.
La destreza en la producción metalúrgica en la época incaica se incrementó con el aporte tecnológico y de orfebres chimúes que se afincaron en el Cuzco y en algunas provincias aledañas.
Si bien las ofrendas a los dioses y el desarrollo de la liturgia absorbían la producción de objetos metalúrgicos, era durante la festividad del Cápac Hucha que tenían mayor demanda y uso pues ésta se celebraba tanto en el Cuzco como en las provincias.
Arquitectura
Los incas se valieron de la piedra y la tierra para crear una arquitectura paisajística fundamentalmente sagrada. La piedra suelta o el afloramiento rocoso tuvieron, para los incas, además de utilidad, componentes ideológicos que se remontaban a sus míticos orígenes.
A la piedra se le encuentra en estado natural o labrada como parte integrante de las edificaciones, en medio de los campos, a la vera de los caminos o plantada intencionalmente en la cumbre de la montaña sagrada, como en Machu Picchu. Los felinos, fuentes, andenes, canales, recipientes y sencillos hoyos tallados en rocas fueron también expresiones artísticas de una cosmovisión singular.
Música
La música y la danza fueron también manifestaciones artísticas del incanato, como lo demuestran los diferentes instrumentos musicales que se han conservado: quenas, antaras, pincullos y ocarinas, entre éstos, hechos de arcilla, hueso o madera.